martes, 5 de octubre de 2010

Todo tiempo pasado ¿fue mejor? (Una respuesta muy poco popular a la radical propuesta del senador Gómez.)


“me hubiera gustado claramente que los Presidentes de la Concertación, mis gobiernos, hubieran establecido una educación pública, gratuita y de calidad…”

Senador José Antonio Gómez  (a Tercera 25 de Mayo, 2010)

Formo parte de los muchos miles de profesionales chilenos formados en las décadas de los 60 y 70, a quienes los pobres de Chile nos financiaron y dieron gratuitamente nuestros estudios básicos, medios y universitarios. Obtuve mi Diplomado en Ciencias Políticas y Administrativas y mi título de Administrador Público, en la Universidad de Chile, con mi familia haciéndose cargo, con mucho esfuerzo, debo destacarlo, solo de los gastos básicos de mantención, salud (en parte, la otra estaba también subsidiada.), textos y otros bastante congruos.

Por lo que recuerdo, en mi escuela, Ciencias Políticas y Administrativas de la Universidad de Chile, el casi 100% de los alumnos éramos de aquellos que se califican como clases media y alta. Solo unos 5 ó 6 entre 500 se podían calificar como provenientes de familias pobres. Esto no era una excepción: toda la matrícula universitaria de la época presentaba la misma característica. Solo un 2% de los alumnos de todas las universidades chilenas (9 en ese momento) provenían de familias de menores recursos, cantidad compuesta por un 0,4% hijos de campesinos y el resto de pobres urbanos.

Recorrer Santiago, Valparaíso, Concepción y la mayor parte de las ciudades chilenas significaba encontrar un compacto cinturón de miseria agobiadora: las llamábamos “poblaciones callampas”, porque surgían de la noche a la mañana, construidas con cuanto elemento de desecho se podía encontrar: fonolas, tablas, cartón, género, ramas de árbol, de todo, para elevar una “vivienda” sin piso, sin ventanas, con techos tan precarios, que durante las lluvias los habitantes debían refugiarse todos, guaguas incluidas, en un sector donde no cayera agua y durante los veranos no podían impedir que ejércitos de moscas y otros vectores ingresaran con su carga de excrementos y desechos a infectar a los moradores, los alimentos y el agua habitualmente estancada en “lavatorios” dentro del recinto. Los espacios públicos no eran mejores: calles que virtualmente no existían y las existentes sin veredas, cercar de cursos de agua que rebalsaban en deshielos y lluvias anegándolos, infestados de ratones, excrementos de caballos y otros animales y que con dificultad eran saneados por los mismos habitantes y el Estado. Mientras tanto, las familias de clase media, tenían mecanismos altamente subsidiados para la adquisición de sus viviendas, acogidas también a exenciones tributarias importantes.

Recorrer el campo era una experiencia similar, con la única diferencia que al menos los inquilinos recibían como parte de su jornal, un plato de legumbres y una “tortilla” al día, lo que les daba una precaria continuidad en la alimentación, pero no les evitaba el resto de las muchas miserias que azotaban a los pobres en este país.

Entre 30 y 35 madres morían en el parto por cada 10.000 nacidos vivos, 40 niños de cada 1.000 nacidos vivos morían antes de las 24 horas de vida y en total 120 habrían fallecido antes del año de vida, como efecto de las malas condiciones de vida, la falta de atención de salud o simplemente el abandono.

La educación no andaba mejor. La cobertura estaba bajo el 90% y la deserción a los 4 años era superior al 40% de los alumnos, por cierto todos ellos provenientes de estratos pobres. Mientras tanto, la matrícula universitaria de pregrado aumentó entre 1960 y 1973 desde 25.000 a 150.000 alumnos. Los mayores aumentos los hicieron las universidades estatales, aunque la proporción de alumnos de los segmentos de menores ingresos en la educación superior se mantuvo exactamente igual que las tasas históricas. Estos esfuerzos eran financiados con recursos estatales de origen fundamentalmente tributario que se obtenían en un 60 % de impuestos indirectos, que son fundamentalmente regresivos, mientras que los impuestos directos aportaban un 24% de los ingresos, pero con tasas de evasión y elusión enormes, lo que también los transformaba en cargas regresivas para los contribuyentes.

En ese esquema, por cierto, para quienes teníamos la suerte de pertenecer a la “clase media”, era el mejor de los mundos: estudios gratis, vivienda subsidiada, salud subsidiada y así, vivíamos en un mundo de “subsidios cruzados” como dicen los expertos, pero que en castellano, eran regresivos y ferozmente inequitativos.

Personalmente, cuando leo o escucho las propuestas de “estatizar” la educación pública (que está administrada en este momento por el estado, ya que las municipalidades son también estado, cosa que incluso algunos senadores desconocen,) me interesa ver qué es lo que pasa con el financiamiento de esta propuesta. ¿No estaremos, me pregunto, volviendo a aquellos felices años mesocráticos, en que los que tenían más recursos pulpeaban de lo lindo a los más pobres?

Si revisamos la estructura de ingresos fiscales del período 2000 – 2008, vemos que el IVA aporta el 50%, mientras que el resto de los ingresos tributarios provinieron de impuesto a la renta y otros. Nuevamente, aunque menos aguda, la inequidad en las cargas tributarias se hace presente y los más pobres siguen financiando los subsidios de ellos y de los más “pudientes”. Por todas estas consideraciones pienso, al revés que el Senador Gómez, que afortunadamente para los más pobres su “solución” no se aplicó.

Pero no faltarán los que sigan impulsando la misma idea bajo la falsa etiqueta de “progresismo”, de traspasar solapadamente los subsidios de los más pobres a los más ricos. Como ya dije antes, mi educación y formación profesional se la debo a los millones de pobres que en esos tiempos pagaban sus impuestos si o si, para financiar los subsidios a la clase media. He intentado que mi desempeño profesional me permita devolver la mano en alguna medida, aunque siempre con una sensación de insuficiencia. Hoy día, otra forma de devolverla es negarme firmemente a aceptar que le sigan pulpeando recursos a los más pobres para financiar subsidios a los más ricos.

Nuevas tecnologías y desafíos para la educación.

La "Invasión Tecnológica".

La “sociedad de la información”, ha implicado una serie de cambios en la forma como funciona la sociedad, cambios que provienen de las características propias de las NTIC. Según el PNUD, (1) “lo nuevo en las NTIC tiene que ver con aspectos científicos y materiales, aumento de sus rendimientos y con la escala global de sus operaciones. Pero sobre todo con novedades culturales e ideológicas en la sociedad que las ha hecho posibles, como el surgimiento de imágenes naturalizadas del cambio social. La novedad tiene que ver asimismo con los efectos prácticos que las NTIC(2), a su turno, están provocando en la cultura, la institucionalidad y la autoimagen de las sociedades y de las personas que las utilizan.” Este impacto es tanto más fuerte desde que estamos hablando de una sociedad de raiz agraria, con una cultura inmovilista y que solo algunos años está ingresando de manera definitiva a la modernidad.

Las NTIC impulsan cambios notables debido a sus específicas características. Entre ellas, capacidad para procesar enormes volúmenes de información, accesibilidad a virtualmente todos los ámbitos de la vida cotidiana, a su fuerte asociación con el cambio científico y la forma extendida y no jerárquica que conciben las relaciones sociales: “las personas viven en entornos definidos cada vez más por la artificialidad técnica”, la que a su vez se asocia con el desarrollo de “la llamada inteligencia artificial. Esto es, máquinas que observan, piensan, interpretan, deciden, aprenden, están relacionadas y se comunican de manera autorregulada desde el momento de su nacimiento en la conjunción de hardware con software. Las nuevas tecnologías han dado lugar a la idea de que los vínculos sociales fundados en la comunicación deben entenderse cada vez más como redes flexibles y cambiantes de relaciones entre personas y máquinas, establecidas a partir del procesamiento digital de informaciones y su transmisión mediante las telecomunicaciones.”(4)

En la vida práctica, las personas deben tratar con la tecnología y funcionar con tecnología permanentemente. El ejemplo más evidente es la telefonía celular, cuya tasa de utilización es de 88,1 por 100 habitantes, comparado con las 21,0 líneas por 100 habitantes de la telefonía de red fija. Este fenómeno se replica en otros campos: la tecnología ha tenido una fuerte penetración en la vida cotidiana. “Parece algo de lo que nadie puede escapar. No sólo se ha tenido que aprender un nuevo lenguaje, sino también a vivir de una nueva manera. Actualmente se utilizan los códigos de barra para identificar productos en los supermercados, chips en los celulares o para reconocer a los perros, GPS para localizar automóviles. Se paga con dinero plástico, se utiliza la huella digital para comprar un bono de salud, y el tránsito por las calles está regulado por cámaras que “observan” la ciudad.”(5)

El funcionamiento y la productividad de la economía y la integración de numerosos sistemas organizacionales dependen ahora de la eficiencia con que se apliquen las NTIC. Estamos, entonces, ante un cambio social y cultural que afecta todos los niveles y sectores de la sociedad, aunque no a todos por igual. Esta transformación implica que los conocimientos, actitudes y competencias para desenvolverse en ella son distintos de aquellos que tradicionalmente se han considerado necesarios.(6)

Como antes se mencionó, la penetración de las NTIC no es homogénea en la sociedad chilena. Hay dos formas de evaluar esta penetración en la población: una “objetiva”, que hace alusión a alguna clasificación socioeconómica, geográfica, de género u otra, y “subjetiva”, que se refiere a la forma como las personas se ven en relación a las NTIC.

Estudios sobre disponibilidad y conectividad de computadores según nivel socioeconómico (NSE) muestran una importante diferencia entre los distintos NSE en Chile, pero también se observan diferencias de acuerdo a rangos de edad y género. Así, como es esperable, la disponibilidad de equipamiento computacional en el hogar es sensiblemente mayor en los estratos de mayor NSE. Del mismo modo, el acceso a Internet está desigualmente distribuido. Mientras los grupos del NSE alto tienen mayor acceso, también disponen del mismo en el hogar, mientras que los de menor NSE tienen menos acceso y lo hacenfuera del hogar en su mayoría.

Un último elemento relevante es que el mayor porcentaje del consumo de Internet es joven. Hay un predominio importante de consumidores juveniles del servicio, de modo que desde los 15 años en adelante decrece el consumo y desde los 25, acceden a Internet menos del 50% de las personas. Prensky (7) ha forjado los conceptos de “nativo digital” e “inmigrante digital”, para representar las competencias digitales de quienes han nacido en una sociedad digital y los que adoptan la tecnología para desenvolverse, pero que serán siempre “extranjeros” a ella. Esto hace una diferencia fundamental entre los estudiantes actuales y aquellos para los cuales está diseñado el sistema educativo.

Avance de las NTIC en la educación chilena.

El crecimiento de las NTIC en Chile no dejó exento al sector educativo, donde ha crecido fuertemente la cantidad de equipos disminuyendo consecuentemente, la cantidad de alumnos por computador.(8)

El esfuerzo más importante lo ha realizado el Ministerio de Educación, a través del Programa Enlaces, iniciado en 1992, fundamentalmente entregando equipamiento, asistencia técnica y programas a los establecimientos educacionales y desarrollando programas propios. A contar de 1998, la cobertura del programa se expande rápidamente, ampliándose desde establecimientos municipalizados a subvencionados en general.

En el ámbito latinoamericano, Chile se encuentra a la cabeza de la estadística de alumnos por equipo, seguido de cerca por Colombia y Uruguay, pero muy lejos todavía de los promedios de Europa y Estados Unidos. (Esta relación probablemente se modifique con el programa "Un computador por niño" de Uruguay.)

En 1996, se estableció una Alianza entre las Universidades chilenas y el MINEDUC, fruto de la cual surgió la Red de Asistencia Técnica (RATE) para apoyar a los establecimientos educacionales en el desarrollo informático, particularmente en materia de capacitación de profesores. El MINEDUC optó en … por una política de alianzas con empresas tecnológicas para expandir la red Internet en los establecimientos subvencionados, Un convenio con la transnacional Telefónica permitió que un total de 6.500 escuelas tuvieron conexión conmutada por un plazo de 10 años.

A nivel de establecimiento, sin alusión a la cantidad de alumnos, el año 2006, el Informe SITES, señala un promedio de 24 computadores, 19 de ellos conectados a Internet. Del total de equipos, 18, es decir 75% estaban disponibles para los alumnos, principalmente en los laboratorios de computación, 3 para los profesores y 3para el equipo administrativo.

Otra cosa es la disponibilidad de los equipos para la docencia. Si consideramos que la función docente incluye a profesores y alumnos, el año 2006, 21 de los 24 computadores existentes en promedio en los establecimientos estaban destinados a la docencia: 18 a alumnos y 3 a profesores, lo que significa un 87,5%.

Aunque el promedio de alumnos por equipo va en descenso, aun es muy alto. El 2006 alcanzaba 28 alumnos por equipo.

Las cantidades indicadas, aun cuando significan un importante crecimiento en relación al año 2.000, solo significan que “los establecimientos educacionales chilenos poseían en promedio 0,06 computadores por alumno y 0,04 disponibles para clases”. 10Si se considera que la meta es llegar a equiparar a los países desarrollados en equipamiento de NTIC, falta mucho por avanzar,. “En los establecimientos de los países de la OCDE, en cambio, hay 6 alumnos por computador disponible para hacer clases (OCDE, 2000 y 2006).”(9)

Según Mella y Mártinic,(10) el año 2001, un 66,2% de los profesores encuestados en la Encuesta Nacional a las Actores del Sistema Educativo11, contaban con computadores en su hogar, pero desigualmente distribuidos. Solo un 57,5% de los profesores de establecimientos municipalizados disponían de equipamiento computacional, mientras que un 73,7% de los particulares subvencionados y un 69,4% de los particulares pagados lo tenían.

Sobre el tema del impacto delas NTIC no existe todavía acuerdo. En el estudio PISA 2006, se encontraron evidencias cruzadas respecto de la influencia de las NTIC en el rendimiento en Ciencias de los estudiantes chilenos y de la OCDE. “En el análisis econométrico, por su parte, se encontró una correlación positiva entre frecuencia de uso de computadores y desempeño, la que sin embargo, oculta que distintos usos se relacionan de manera diferente con el aprendizaje: ciertos usos están relacionados de forma positiva, otros de manera nula e incluso algunos se relacionan negativamente.”(9) Los datos encontrados en el mismo estudio sugieren que hay una relación positiva entre el acceso en el hogar de computador y rendimiento en la prueba PISA de Ciencias de los estudiantes chilenos, como lo muestra el gráfico siguiente.

Con todo, hay que tener presente que esta relación no implica necesariamente causalidad, por lo que el uso de computador puede ser solo un refuerzo de los aprendizajes previos o un apoyo que no implica aprendizaje en si mismo.

Este tema lo revisaremos en un comentario posterior.

Bibliografía

1 Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) Informe de Desarrollo Humano en Chile 2006: “Las nuevas tecnologías ¿Un salto al futuro?” - ISBN 956-279-004-5
2 NTIC: Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación.
3 Ilich Silva-Peña,Ana María Borrero,Paola Marchant,Gustavo González, Daniela Novoa : PERCEPCIONES DE JOVENES ACERCA DEL USO DE LAS TECNOLOGIAS DE INFORMACION EN EL AMBITO ESCOLAR
4 Ministerio de Economía, Departamento de Estrategia Digital: Indicadores de Desarrollo Digital de Chile, Power Point, 2009
5 Subsecretaría de Telecomunicaciones, Informe Anual 2008
6 Cámara de Comercio de Santiago, Centro de Estudios de Economía Digital. “La Economía Digital en Chile”, 2008
7 Prensky, Marc, “Digital Natives, Digital Inmigrants” en: http://www.marcprensky.com/writing/Prensky -DigitalNatives,DigitalImmigrants-Part1.pdf
8 Centro de Educación y Tecnología del Ministerio de Educación - Informe SITES (Second Information Technology and Education Study) 2006
9 Martha Kluttig, Claudia Peirano, Constanza Vergara: Evidencia sobre el uso de tecnologías y su correlación con el desempeño en Pisa-Ciencias 2006
10 Orlando Mella y Sergio Martinic, Evaluación del acceso y uso de computadores según profesores, Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE), 2002  
11 Carlos Anriquez, "INTEGRACION DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACION Y COMUNICACIÓN EN LOS PROCESOS DE APRENDIZAJE ESCOLAR. Un Estudio de Caso en la Educación Subvencionada", Seminario de Título, Departamento de Educación, Universidad de Santiago de Chile.

La lucha contra la discriminación.

Cada vez más, afortunadamente, grupos conformados por personas discriminadas, se hacen presentes en la opinión pública y ponen en el tapete sus reivindicaciones, que en general consisten en lograr por diferentes vías respeto a su condición, igualdad de derechos frente el resto de la sociedad y actividades destinadas a proveer respuesta o solución a las necesidades que surgen de su condición diversa. Estas discusiones le hacen bien a la sociedad, porque sacan del engañoso escondite de la homogeneidad cultural que el Chile formal aun presenta Es, sin duda, un camino más lento que lo que nos gustaría, pero que avanza hacia una sociedad más justa, respetuosas de los derechos de todos sus integrantes y tolerante de las diferencias que naturalmente aparecen entre ellos.

Pemitanme una rápida revisión de los muchos grupos discriminados que existen hoy en nuestra sociedad, solo para subrayar que el tema no es la discriminación de algunos grupos específicos, sino una cultura de la discriminación, que rechaza, que no acoge ni respeta las diferencias de sus hijos.

*portadores de VIH,
*mapuches y otras etnias,
*obesos,
*feos,
*personas que sufren enanismo,
*esquizofrénicos,
*bipolares,
*extranjeros morenos (los rubios no son discriminados),
*homosexuales,
*niños hiperkinéticos y con déficit atencional,
*portadores de síndrome de down,
*autistas,
*enfermos crónicos que trabajan,
*mujeres que trabajan,
*habitantes de poblaciones pobres.

Todos ellos y muchos más, son discriminados.

Vale la pena escuchar las voces de las organizaciones que representan a los distintos grupos discriminados. ¿Cuánto valdría verlos lograr acuerdos entre ellos para poner en la discusión, para lograr protección legislativa, para exigir acción de los rganismos públicos competentes

Las cosas en su lugar: profesores y profesionales.

El proyecto de Ley General de Educación fue aprobado en el Senado, eliminando el artículo según el cual otros profesionales no pedagogos, podrían hacer clases en los establecimientos de educación regular. Este tema, que había sido concordado por el Gobierno con el Colegio de Profesores, se puso de nuevo en el tapete en la Cámara de Diputados, con una indicación de la Alianza que repone dicha autorización.Esta reposición del tema ha reiniciado el conflicto que ha rodeado la tramitación de la ley, especialmente por la posición del Colegio de Profesores, que ha amenazado con nuevos paros y movilizaciones para hacer valer su oposición a esta iniciativa. Ante esto, ha tendido a descalificarse la posición de preferir solo a “profesores profesionales” debido precisamente a que es la posición agitada por el Colegio de Profesores.Ahora bien, se señala que los profesionales no docentes viene a paliar un déficit de docentes especialistas, lo que ocurre principalmente en áreas científicas. Notemos aquí que este déficit se presenta principalmente en las áreas científicas: matemáticas, química, física y biología. Coyunturalmente, en los últimos años se ha observado en la especialidad de inglés, debido al fuerte énfasis que el MINEDUC razonablemente ha puesto en esta asignatura. La respuesta a la pregunta de si es conveniente o no incorporar otros profesionales a la docencia en aula (no a talleres u otras actividades no curriculares, por que los aportes en estas actividades están legitimados y son bienvenidos), es muy simple: no queda otra que incorporarlos, ya que no podemos no contar con la dotación mínima necesaria para impartir el currículum del establecimiento. Esto está prohibido expresamente por la ley. Pero, además, los escasos profesores especialistas que están en el sistema (muchos han emigrado a otros sectores económicos), tienden, como es lógico, a contratarse en los establecimientos que los pueden remunerar de manera competitiva, y estos son por los general, los particulares pagados. De esta manera, se concentra el déficit en los establecimientos subvencionados, municipales y particulares.Siempre queda la duda, además, del aporte que realizan estos profesionales a la calidad de la educación. Se señalan ejemplos puntuales – fundaciones que movilizan profesionales para enseñar en establecimientos de distintos niveles socio-económicos y ejemplos propios de otras culturas – pero hasta el momento nadie tiene un estudio serio al respecto.Pongamos las cosas en su lugar. El tema que en el fondo se discute no es, en realidad, si otros profesionales pueden hacer clases o no en la educación regular, sino la carencia de profesores con especialidades principalmente en áreas científicas. Lo que en realidad genera esta situación es el nivel remuneracional del profesorado, en particular de los profesores de especialidades en falencia. Dadas las remuneraciones que estos docentes reciben, es lógico que los estudiantes tengan una opción por una carrera más remunerativa, (Ingeniería, Biotecnología, Biología Marina, Química y Farmacia, Bioquímica, etc., ). Es este bajo nivel de reclutamiento que tiene las carreras de pedagogía lo que produce a la larga el déficit mencionado. Lo que se intenta hacer al incorporar a otros profesionales a la actividad docente por lo tanto, es paliar un déficit que tiene su origen en la política de remuneraciones docentes que fija el Estado. Esto se hace no porque ellos sean con seguridad un aporte a la calidad educativa, sino porque no hay otra solución para completar la dotación docente necesaria.Como principio se debe establecer que quien enseñe en el nivel básico y en el medio de la educación regular, debe tener estudios pedagógicos, porque eso garantiza un desempeño competente. No es, por cierto la única exigencia, ya que otras cuestiones como capacitación y actualización permanente, evaluación docente adecuada y eficaz, que supere la que hoy ha impuesto corporativamente el Colegio, adecuada supervisión en aula, eficiente coordinación técnico-pedagógica, etc. Pero todas estas descansan en la formación superior en pedagogía de los docentes. A mediano plazo, una política de formación de especialistas que tengan el título de profesor, a través de programas universitarios acreditados, puede contribuir a resolver el problema del déficit con profesores especialistas. Programa similarmente acreditados podrían seguir los profesionales que deseen ingresar a la docencia, lo cual reduciría el problema de su falta de capacitación pedagógica.Por otra parte, lo que no ha aparecido en este debate, es la falta de decisión para resolver definitivamente las materias de remuneraciones. Es insostenible que un profesional que estudia 5 años en una universidad deba percibir una remuneración menor que la que recibe una secretaria o un auxiliar en una empresa de tamaño mediano Se requiere una política definida al respecto. Podrá ser focalizada, a través de bonos o asignaciones especiales que se paguen a los docentes con especialidades en déficit, o general, es decir incremento parejo de remuneraciones para todos los docentes o, finalmente mixta, con elementos de los dos anteriores. Podrá tomarnos años más o años menos, pero no hay ninguna otra solución, porque si se sigue mal remunerando a los profesores, la educación en Chile seguirá siendo precaria y no es lo que queremos.

¿Qué sigue en educación?

Parece que estamos todos de acuerdo respecto de que, tanto por razones éticas, ligadas a la equidad y la justicia, como por necesidades prácticas, relacionadas con el crecimiento económico y el desarrollo tecnológico futuro de Chile, es necesario introducir cambios importantes en el sistema educativo de nuestro país. El problema es que no existe pleno acuerdo sobre qué cambios hay que introducir para que el nivel de calidad educativa que reciben los estudiantes chilenos, mejore sustancialmente.


De todas maneras, me parece que hay varias propuestas que pueden convocar al consenso y, en tal medida, ser impulsadas, al margen de los desacuerdos. Voy a partir por los más fáciles.

En primer lugar, debe producirse un cambio en las remuneraciones docentes, de modo de ajustarlas a la situación del mercado profesional de mediano y largo plazo. Esto significa que las rentas de los profesores deben ser una retribución apropiada y un incentivo efectivo para los profesores en ejercicio y para los estudiantes que deciden su carrera futura. Hasta ahora, no ha habido voluntad política para elevar hasta un nivel competitivo las remuneraciones docentes, con el resultado de disminuir sensiblemente el atractivo de la profesión y desviar a muchos estudiantes que podrían optar por la educación, hacia otras carreras más remunerativas. Se requiere una política definida al respecto. Podrá ser general, es decir incremento parejo de remuneraciones para todos los docentes o más focalizada inicialmente a través de bonos o asignaciones especiales que se paguen a los docentes con especialidades en déficit o finalmente mixta, con elementos de los dos anteriores.

Relacionado con lo anterior, será más posible introducir sistemas de evaluación docente eficaces, que reflejen apropiadamente las competencias que el profesor pone en juego en su ejercicio de sus funciones y el logro de aprendizajes de calidad por sus alumnos my que tengan efecto en su carrera docente. Entiendo que este puede ser un punto conflictivo al momento de traducirlo a propuestas concretas, pero es también probable que se encuentren más áreas de consenso que las que aparecen a primera vista. Por ejemplo, creo que, a diferencia de otros funcionarios del Estado, las calificaciones docentes deberían ser un proceso multietápico, en el que se incluyan factores didácticos, de competencias en las asignaturas impartidas y de aplicación al aula, que sean llevadas por una comisión externa al establecimiento. También personalmente creo que es innecesario evaluar anualmente a los profesores, ya que una evaluación trienal sería suficiente para conocer sus competencias y desempeño y reduciría el stress que un proceso de esta naturaleza implica.

Una tercera cuestión se refiere a la formación docente, tanto la inicial como la capacitación en servicio. Se requiere de centros formadores de excelencia, acreditados con estándares exigentes y evaluados al momento del egreso con exámenes nacionales también altamente exigentes. Los que no logren pasar estas pruebas, deberían cerrar en un plazo razonable para permitir cumplir sus compromisos con los estudiantes. El plazo fijado para esto por le Ley General de Educación es excesivo y no constituye incentivo para introducir mejoras en el corto plazo. Es probable que agregar un período de inducción previa al inicio de desempeño autónomo del profesor en el aula, tenga también resultados positivos en la productividad docente. También, la introducción de programas de especialización para profesores no especialistas y de formación docente para otros profesionales permitirían contar con profesores con mayor dominio de las asignaturas y las didácticas específicas, factores probadamente influyentes en el logro de más y mejores aprendizajes por los estudiantes.

En cuarto lugar, se requieren cambios en las relaciones técnicas del proceso docente, especialmente el tamaño de los cursos y la relación entre horas aula y horas de colaboración. La reducción de los tamaños máximos y el aumento de las horas de colaboración deberían facilitar el desempeño de los docentes en la planificación, ejecución y evaluación de las tareas educativas.

En muchos establecimientos, especialmente los situados en sectores de mayor riesgo, parece imperativo introducir elementos de apoyo familiar, que permitan mejorar los niveles de conocimientos y obtener información sobre las características de los procesos de aprendizaje y de socialización de sus hijos. Esto puede parecernos poco claro, y en verdad, lo es. Mi impresión es que el trabajo con familias es algo que los establecimientos han ido abandonando y se requiere rediseñarlo según las características de la sociedad actual. De algún modo, la escuela tiene el desafío de reencantar a las familias para que estas, en último término, participen de manera más cercana en la educación de sus hijos.

Por último, entre las medidas que pueden tener más impacto, me parece que el rediseño curricular es tambien necesario. Por una parte, habría que revisar el volumen de objetivos fundamentales y contenidos mínimos (OF/CM), para evitar la superficialidad que se les impone por decreto a los profesores, dándoles más espacios para adecuar las actividades de aprendizaje y facilitar un aprendizaje constructivista de los estudiantes. Por otra, es necesario que se impulse con más eficacia una descentralización curricular, de manera que el currículum se adecúe tanto a las culturas originarias, como, especialmente, a las condiciones socioeconómicas de los sectores en que se sitúen los establecimientos.

Para manejar este cambio necesitamos un Ministerio de Educación y un conjunto de organismos reguladores que tengan competencias eficientes y capacidad profesional suficiente para manejar un universo sobre los 10.000 establecimientos educacionales, sin considerar la educación preescolar ni la superior.

Puede haber otras intervenciones, pero estas me parecen las más relevantes.

La LEGE concretó la supresión de la selección adversa que se realizaba en la mayor parte de los establecimientos no municipalizados. Si a eso se agregara una buena campaña de información sobre el alcance real del SIMCE, quitándole incluso el nombre que alude a medición de calidad educativa de los establecimientos en que se aplica, para que se pueda reemplazar esta imagen (Resultado SIMCE = nivel de calidad educativa del establecimiento), por una más veraz, en que se aluda a variables que realmente reflejen la calidad educativa de las escuelas. Entre otros, la formación del equipo profesional y el resultado de la evaluación docente del mismo, los resultados de una serie continua de evaluaciones de una serie de cohortes cohorte, y otros que realmente reflejen si el establecimiento hace una diferencia en los aprendizajes de los alumnos. Sobre el impacto del SIMCE como incentivo a la discriminación, los remito a un comentario mío en: http://carlosanriquez.blogspot.com/search?updated-max=2009-04-06T14%3A02%3A00-07%3A00&max-results=7.

Un par de cosas más sobre lo que no tendrá efecto en la calidad de la educación, sino en otros aspectos de la gestión educativa. Uno positivo y otro negativo.

El primero se refiere a la creación de estructuras de participación formal en la gestión, compuestas por representantes de todos los estamentos de la comunidad educativa. Estas estructura, específicamente los consejos docentes, si no son alimentados por información apropiada por la dirección y el sostenedor, carecerán de vida propia y se requerirá un enorme esfuerzo de los directores para mantenerlos vigentes y evitar que se transformen en un foco de conflictos. La ley no prevé elementos que faciliten la gestión de la participación, solo crea los consejos y le encarga a los directivos y sostenedores su administración. Sería bueno evaluar si han servido para los fines para los que fueron creados, aunque da la impresión que el Ministerio no ha avanzado por este camino. El concepto es bueno, por lo que merece más atención para que no se desvirtúe.

El segundo es un tema absolutamente ideológico: el lucro y subsidiariamente, el financiamiento compartido. Hay acuerdos formales en orden a rechazar el lucro del sistema educacional con financiamiento público. Una posición extrema de este rechazo a la gestión privada en educación es la de volver a los 40 y estatizar todo el sistema educativo. Este último planteamiento lo analicé en una nota anterior, (http://www.facebook.com/notes.php?drafts&id=1044272763#!/note.php?note_id=398945533259), en la que en resumen digo que esa propuesta es una forma velada de volver a la época mesocrática de nuestra historia en la que el mayor porcentaje de los subsidios estatales era transferido a la clase media, pero era financiados por los más pobres a través de un sistema tributario altamente regresivo.

La información disponible al respecto señala que: 1) los establecimientos particulares subvencionados son más eficientes en la asignación de recursos que los públicos subvencionados; 2) la distribución de la propiedad de los particulares subvencionados está bastante distribuida, considerando, que por ejemplo los 1653 establecimientos particulares subvencionados de la Región Metropolitana son administrados por 1391 sostenedores, muchos de los cuales son de iglesias y corporaciones. No existe por lo tanto una concentración de la propiedad exagerada en el sector. Y 3) que sin los particulares subvencionados, no se habría alcanzado los niveles de cobertura que el sistema educativo tiene hoy en Chile.

Es muy probable que la aplicación de este planteamiento lleve a mercantilizar totalmente la educación particular, concentrar su propiedad y poner ante el estado conglomerados económicos de un poder casi imposible de contrarrestar. Es un tema que voy a analizar en un comentario posterior.

Por ahora, me parece más que suficiente material para el análisis.