jueves, 6 de octubre de 2011

Macrotendencias en la educación chilena en los próximos años.


No hay duda que la educación chilena producto del movimiento encabezado por los estudiantes de la educación superior principalmente, ha copado el espacio público, las discusiones a nivel de opinión pública, ha inspirado cientos de miles de mensajes en las redes sociales, pero sobre todo, cambiará los niveles básico, medio y superior, de manera importante en los años que vienen. No es probable que los conflictos se terminen con los acuerdos a los que puedan llegar estudiantes y gobierno, pero los que se produzcan en lo sucesivo tendrán dos focos: exigir el cumplimiento y resolver areas grises que inevitablemente quedan en la solución de estos conflictos.
Desde la perspectiva de hoy, es posible avizorar algunas lineas de desarrollo de los distintos actores y componentes del sector educacional chileno en los próximos años. Eso es lo que haré en las próximas lineas, centrandome en la educación básica y media.
1 Influencia estudiantil. En lo sucesivo, será imposible tomar decisiones de política en educación sin tomar en cuenta a los estudiantes, especialmente en la educación superior. Sin embargo los estudiantes tendrán dos restricciones en su accionar: su división interna y el cansancio con que ellos y la sociedad chilena culminarán el proceso que iniciaron en Mayo de este año.
Sabemos que el así llamado "movimiento estudiantil" no es un bloque unificado y monolítico. Si se ha mantenido así durante este proceso, se debe a la habilidad del liderazgo, incluidos los líderes intermedios, para evitar los quiebres propios de la diversidad ideológica que se observa en elllos. La presencia de una líder tan carismática como Camila Vallejos y un dirigente tan hábil como Giorgio Jackson podrían ser solo fenómenos puntuales si el espíritu de lograr posiciones comunes deja paso a los conflictos internos por ganar el liderazgo del movimiento.
Desde fuera, es posible observar 4 grupos bien diferenciados: los seguidores del PC, la izquierda moderada, la izquierda radicalizada y la derecha. Los restos universitarios de la Concertación tendrán que buscar alianzas especialmente con las dos primeras tendencias para lograr algún grado de participación en la conducción: la Concertación sola no tiene destino en ese espacio.
Por otra parte, es muy poco probable que la sociedad chilena esté dispuesta a que se vuelva a producir un proceso como el que vivimos este año. Ahora, cualquiera que sea el resultado de las negociaciones Movimiento Estudiantil - Gobierno, los padres querrán que sus hijos continuen sus estudios, probablemente perciban algunos cambios en la carga financiera que les significa educar a sus hijos, y tomarán en cuenta las medidas de control de la calidad educativa que implemente el Gobierno. Quizás puedan apoyar paros o movilizaciones puntuales para exigir mayor cumplimiento al Gobierno, pero no más que eso.
En este contexto, al movimiento estudiantil le tomará algunos años para rehacerse y volver a disfrutar del poder del que hoy goza, por cierto sin dejar de tener influencia importante en las políticas educacionales.
2 En el sector privado, se producirá con toda seguridad, un brusco frenazo en los proyectos de inversión, particularmente en el subsector de establecimientos con fines de lucro y se observará un compás de espera por lo menos hasta las próximas presidenciales. Esto no le producirá ningún daño al sistema educacional chileno, que ya logró la cobertura practicamente total y el desafío que hoy tiene es de calidad más que de cantidad. En ese ámbito, el lucro no tiene impacto relevante. Más bien será el primer paso de un proceso que mencionaré más tarde, tendiente al surgimiento de megacorporaciones y a la concentración del sector privado educacional.
3 El sector privado con fines de lucro está claramente dividido entre sostenedores que administran un solo establecimiento y cadenas que abarcan un número variable de establecimientos escolares y extienden sus redes hacia otros niveles educacionales y hacia industrias conexas. Lo que se verá en los próximos años será la transformación de los grandes sostenedores en corporaciones sin fines de lucro, desarrollando procedimientos siempre legales para realizar los retiros de excedentes. En cuanto a los pequeños sostenedores, si en definitiva, como es lo más probable, se aprueba una ley que prohiba el financiamiento público a los sostenedores con fines de lucro, su suerte dependerá del modelo institucional que se incorpore para la transición. Hay algo claro: si el modelo es el de fundaciones o corporaciones, se producirá un cierre masivo de establecimientos y, por otra parte, una absorción de otra cantidad por las corporaciones mencionadas anteriormente. Si este proceso no se aborda seria y eficientemente, al margen de ideologismos paralizantes, efectivamente se va a producir un problema grave en la educación chilena. Un hecho que no se ha visto detrás de la crítica al lucro, es que en Chile se ha formado una clase de pequeños y medianos empresarios educacionales que han generado un espacio no menor en el sistema y atienden a una cantidad de estudiantes imposible de soslayar con discursos. Sin embargo, existen opciones para a la vez permitir que los educadores por vocación y emprendedores sociales puedan contar con uno o más modelos institucionales con los cuales organizar sus establecimientos de manera a la v ez eficiente y con calidad educativa. El problema es que mientras para el sector público se inventan todo tipo de modelos institucionales, para el sector privado las únicas opciones que quedan a la mano son las corporaciones y fundaciones sin fines de lucro, cuya personalidad jurídica se tramita a través del Ministerio de Justicia en plazos absurdamente largos. Los pequeños sostenedores no van a estar en condiciones de asumir el costo que estos plazos implican.
4 En el sector público el nucleo del conflicto se trasladará a dos temas: el modelo de gestión y el nivel de financiamiento. En cuanto al primero, hay ya modelos propuestos. Mencionemos algunos: el primero y más elaborado es la reabsorción de los establecimientos por el Ministerio de Educación con una administración provincial desconcentrada (Modelo Colegio de Profesores); la creación de una constelación de corporaciones de derecho público que administren los actuales establecimientos municipalizados (Modelo Proyecto de Ley de Fortalecimiento de la Educación Pública del Gobierno de Bachelet); la creación de corporaciones polimunicipales, dirigidas por los alcaldes y el Mineduc, que administren los establecimientos de las municipalidades en las que se logren bajos resultados; la creación de una red de servicios regionales o subregionales de educación, similares a los servicios de salud, que se hagan cargo de los establecimientos de un territorio determinado (Modelos mencionados por el actual gobierno) y una gran corporación de derecho público que administre todos los establecimientos actualmente municipalizados. (Modelo Eugenio Tironi). No es el momento de profundizar el análisis, lo haré después, pero cada modelo tiene sus propias debilidades y ninguno augura una gestión eficiente del sector. Dentro del modelo de gestión está situado el estatuto jurídico y la gestión del profesorado, tema que seguirá dándole dolores de cabeza a cualquier gobierno que sea.
5 El tema del financiamiento, aun con las mejores intenciones del nivel político, será un problema cuya solución no será nada de fácil. Por cierto, es altamente improbable que la consigna de "educación gratuita para todos" se haga realidad, tanto por las mirada ideológica con que se analiza esto no solo desde el gobierno, sino desde muchas otras instituciones. La carga financiera para las familias será menor sin duda, pero deberán seguir aportando un porcentaje de sus ingresos para financiar los estudios de sus hijos o bien estos deberán endeudarse para ello. Se ha planteado que el gasto público llegue a los mismos niveles que tiene en los paises de la OCDE. Chile gasta US$2.700 por alumno en básica y casi US$2.600 por alumno en media. De este gasto, de acuerdo a datos de la OCDE, un 22% es privado y un 78% es público. Los países de la OCDE gastan US$7.150 por alumno en en básica y US$ 8.970 por alumno en media. Si se presiona por acercarse a niveles como esos, en un contexto de política fiscal que apunta a recuperar el equilibrio, es obvio que cualquiera que sea el gasto público, será insatisfactorio y una fuente interminable de conflictos con los estudiantes, las instituciones y los profesores.
6 En un plazo que no supera los 10 años, con o sin ley "antilucro", el sector educación particular subvencionado sufrirá un poderoso proceso de concentración. Poco a poco primero y más rapidamente después, desaparecerán los sostenedores de establecimiento único y surgirán corporaciones administradoras de grandes cantidades de establecimientos. No sería raro que el Ministerio y las agencias creadas recientemente deban enfrentarse con sostenedores de 50.000 o más alumnos, con un staff central fuerte, gestión gerencial eficiente y capacidad para relacionarse con los controles de calidad y la administración financiera muy eficaz. Es probable también que estas megacorporaciones logren elevar sostenidamente la calidad educativa de los establecimientos, con políticas de largo plazo elaboradas profesionalmente.
Estas son las tendencias que se avizoran antes de saber cuál será el resultado de las conversaciones estudiantes-gobierno. Pero son tendencias sólidas, que antes o después se concretarán. Ojalá que las enfrentemos con ciertos consensos básicos y con liderazgos proactivos.

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